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Mostrando las entradas de 2005

Dulzura Oscura

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Siendo pequeña tenía una sonrisa maquiavélica, su voz era suave como el sonido más agudo de un violín, ojos claros, brillosos y profundos. Se distinguía de las demás por su inexplicable silencio, siempre cruzada de piernas en el rincón más claro del jardín, se arrodillaba a jugar con las hormigas, jugaba a que era un gigante y las pisaba sin compasión. Hacía figuras con las manos a contraluz, dibujaba sombras entre las plantas, reía burlona cuando la tristeza estaba cerca. Un día muy bonito, con bastante sol y el jardín lleno de aves revoloteando por las ramas. Jugaba a cortarse las venas.

A Los 17 y Un Puente

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“16 es la peor edad”, decía Maria Paula después de que su mamá le diera el sermón por llegar pasadas las diez. Ella y Juan Pablo soñaban con casarse algún día, en una iglesia muy antigua, con un cura viejo, gordo y canoso. Juan pablo, con dos años más que Maria ya trabajaba en una carnicería de su cuadra, pues había quedado huérfano hace poco y tenía que mantener a sus tres hermanos menores. Ellos se veían todas las noches, de ocho a diez, en un pequeño parque cerca a la casa de Maria, se sentaban en la banca mas pequeña, rota por el paso de los años, el le juraba ante la luna y mil estrellas que la quería, que esto no era un amor pasajero, como los que el acostumbraba tener. Maria con una ingenuidad y dulzura única se le llenaba de sangre el rostro y tomándolo de la mano, besaba suavemente sus labios fríos. Las dos horas diarias de amor que ellos disfrutaban eran repletas de frases cariñosas, caricias indebidas, besos alborotados y utopías justificadas. Divisaban el futuro de una form

No Hablamos De Amor

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Ella se divierte conmigo y yo también, es el universo disminuido al sexo, carne luchando con carne, saliva entre sus labios golpea mi paladar, piel desnuda muy caliente frente a mí. Desde ese día he vuelto a creer que el sexo es un gran rival para el amor, no estoy enamorado y sin embargo hay algo que me une a ella, sin saber que es, vuelvo a abrir los ojos y veo su gesto de inmenso placer cuando beso su vientre y subo a su “corazón”. Dulce es ella, y yo, nunca sabré quien soy.

Diario

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Hoy me sentí alegre porque hicieron la menestra verde que tanto me gusta. Desde la mesa de la cocina –mientras comía- observaba una botella de pepsi litro y medio, me preguntaba: ¿cuanto más engordaría si tomaba un poco?, y tomé agua, más sano, y repetí dos veces arroz. Después fui hasta la computadora a chatear un rato, ese rato se convirtió en cuatro horas muy pero muy tediosas, había un libro de Vargas Llosa a la mano derecha del escritorio, me tentaba a leerlo tirado boca arriba en mi cama, pero mis ojos, víctimas del Internet, aclamaban furiosamente clemencia. Decidí dormir. Milagrosamente estaba solo, abrí la ventana para airear la habitación y me tire en seco contra la cama, cerré lentamente los ojos mientras acomodaba una almohada entre mis piernas. Cuando empezaba a soñar tocaron el timbre dos veces, dudé seis en ir a abrir o no. Pero fui. Era un amigo de la universidad que estaba de pasada por el barrio y tuvo la excelente y oportuna idea de visitarme. Conversamos durante 2 h

Un Día, Y Su Noche Triste

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Nunca me gustó estar en un lugar repleto de gente, me siento aturdido y hasta me desespero. Pienso cosas inimaginables de las personas que pasan y me saludan… desde su muerte hasta cómo hacen para soportar tanta bulla por tanto tiempo. Lejos de que pueda ser un antisocial, he hecho para mí un concepto muy especial de la sociedad -el cual explicaré más adelante-. Todos los septiembres en mí universidad se celebraban las olimpiadas, recuerdo muy bien el esfuerzo inmenso que hacía para entrenar alguna disciplina o pertenecer a la barra, pretexto esencial para faltar toda una semana a clases. A la hora del “entrenamiento” -que se hacía en cualquier lugar que tenga un espacio adecuado para rodar una pelota- muy divertido era ver a todos mis compañeros en unas fachas terribles, hasta las chicas, chicas que cuando entraban al salón se veían tan voluptuosamente apetecibles para algunos de nosotros, que verlas en buzos anchos y polos con el cuello muy estirado, me hacían compadecer a sus futur

Una "clase" de cuentos

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Eran las 9:14 a.m. de un miércoles, la profesora de literatura, leía teatralmente “El Corazón Delator”, un cuento de Edgar Allan Poe.Su relato se me hizo tan interesante, que empezaba a imaginar con los ojos cerrados, cada instante de aquella narración. Duró entre 15 y 20 minutos, mis compañeros y yo exhaustos de tanta imaginación maquiavélica, nos quedamos mudos al escuchar el fin.Con una voz distinta a la que había utilizado para narrar el cuento, la maestra nos dejó de tarea hacer la entrevista al asesino de la historia.Aquí les presento mi trabajo sin antes recomendar que lean el cuento de Poe, si no lo hacen… puede que no entiendan... Revelaciones de un corazón delator (Continuación del cuento “Corazón Delator” de Edgar Allan Poe) Después de tres años de estar encerrado, me sigo sintiendo nervioso, sin embargo las noches largas y frías aquí, han servido para pensar y seguir creyendo que no estoy loco, todo lo contrario, estoy mas lúcido que de costumbre, si tuviera la oportunidad

Perrea, Dignidad Perrea

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(Crónica de una fiesta anunciada) Era un punto pensante, entre varios puntos divertidos, algo inusual en una fiesta donde primaba la euforia. Llegar sobrio a un lugar donde el menos ebrio bailaba excitado, fue un logro, ya que me sirvió para analizar cómo es, que la muchedumbre se divierte. Al pasar aquellas rejas de color blanco -que recuerdo porque me dieron el dato, no porque las haya visto-, tenía la misma sensación del primer día de clases en un colegio nuevo, era tan predecible lo de esa noche, que ya me iba acostumbrando a ese sillón que me tocó de trono. En un primer ambiente un foco de 50 wats alumbraba nuestros rostros, estaba acompañado de cuatro personas más, quienes miraban asombrados el “salón de baile” donde los muchachos eufóricos, excitados, ebrios y sudados contorneaban sus cuerpos al ritmo de “eso”, aquel baile que parecía estaba viendo esos reportajes de domingo que suelen hacer en las discotecas del cono norte limeño. Avanzando, entré al salón, totalmente oscuro, c