Entradas

Mostrando las entradas de Setiembre, 2005

Diario

Imagen
Hoy me sentí alegre porque hicieron la menestra verde que tanto me gusta. Desde la mesa de la cocina –mientras comía- observaba una botella de pepsi litro y medio, me preguntaba: ¿cuanto más engordaría si tomaba un poco?, y tomé agua, más sano, y repetí dos veces arroz. Después fui hasta la computadora a chatear un rato, ese rato se convirtió en cuatro horas muy pero muy tediosas, había un libro de Vargas Llosa a la mano derecha del escritorio, me tentaba a leerlo tirado boca arriba en mi cama, pero mis ojos, víctimas del Internet, aclamaban furiosamente clemencia. Decidí dormir. Milagrosamente estaba solo, abrí la ventana para airear la habitación y me tire en seco contra la cama, cerré lentamente los ojos mientras acomodaba una almohada entre mis piernas. Cuando empezaba a soñar tocaron el timbre dos veces, dudé seis en ir a abrir o no. Pero fui. Era un amigo de la universidad que estaba de pasada por el barrio y tuvo la excelente y oportuna idea de visitarme. Conversamos durante 2 h

Un Día, Y Su Noche Triste

Imagen
Nunca me gustó estar en un lugar repleto de gente, me siento aturdido y hasta me desespero. Pienso cosas inimaginables de las personas que pasan y me saludan… desde su muerte hasta cómo hacen para soportar tanta bulla por tanto tiempo. Lejos de que pueda ser un antisocial, he hecho para mí un concepto muy especial de la sociedad -el cual explicaré más adelante-. Todos los septiembres en mí universidad se celebraban las olimpiadas, recuerdo muy bien el esfuerzo inmenso que hacía para entrenar alguna disciplina o pertenecer a la barra, pretexto esencial para faltar toda una semana a clases. A la hora del “entrenamiento” -que se hacía en cualquier lugar que tenga un espacio adecuado para rodar una pelota- muy divertido era ver a todos mis compañeros en unas fachas terribles, hasta las chicas, chicas que cuando entraban al salón se veían tan voluptuosamente apetecibles para algunos de nosotros, que verlas en buzos anchos y polos con el cuello muy estirado, me hacían compadecer a sus futur