A Los 17 y Un Puente
“16 es la peor edad”, decía Maria Paula después de que su mamá le diera el sermón por llegar pasadas las diez. Ella y Juan Pablo soñaban con casarse algún día, en una iglesia muy antigua, con un cura viejo, gordo y canoso. Juan pablo, con dos años más que Maria ya trabajaba en una carnicería de su cuadra, pues había quedado huérfano hace poco y tenía que mantener a sus tres hermanos menores. Ellos se veían todas las noches, de ocho a diez, en un pequeño parque cerca a la casa de Maria, se sentaban en la banca mas pequeña, rota por el paso de los años, el le juraba ante la luna y mil estrellas que la quería, que esto no era un amor pasajero, como los que el acostumbraba tener. Maria con una ingenuidad y dulzura única se le llenaba de sangre el rostro y tomándolo de la mano, besaba suavemente sus labios fríos. Las dos horas diarias de amor que ellos disfrutaban eran repletas de frases cariñosas, caricias indebidas, besos alborotados y utopías justificadas. Divisaban el futuro de una form