En una Banca con Mariel
Cuando las palabras suenan a abandonados pasajes de poesía estirada-romántica, y las hojas de un árbol acongojado caen sin parar por el viento que sin ánimos de presagiar cualquier final de historia sin fin, es ideal sentarse sobre una banca blanquecina y hablar con alguien que sabe escuchar: - Cuéntame pues…. De cualquier cosa que hayas hecho en estos últimos días. Dijo Mariel. - Pues nada interesante, sigo enamorado, ligeramente emocionado y con muchas ganas de llamarla. Dije. Hay que encontrar una diferencia entre amor e ilusión. Cuando te ilusionas sueñas y vives por ti mismo involucrando a alguien más. Cuando amas, sueñas y vives por alguien más. “Así de simple… idiota” – hubiera amado recibir esta frase- Me llama la atención la simpleza y a la vez complejidad que tienen los comentarios que uno puede dar y recibir sobre una banca, son tan geniales como escuchar a los beatles a las 2:25 am. Escribiendo sobre alguien que debe estar bebiendo en algún bar limeño, y hasta bailando ri